Soy un hacha

Imaginaos: yo, cincuenta y pico kilos de peso, metro sesenta y ocho de altura, cargando con dos carritos de la compra llenos de cajas de aceite por un Alcampo. Exactamente tiraba por 90 kg con cada brazo. Me llevé por delante dos columnas, choqué con una puerta de cristal que tembló pero no se rompió y casi me cargo a un guardia de seguridad que intentó ayudarme a bajar los carritos de la escalera mecánica. Aventuras de una repartidora encargada de comprar aceite de oliva. Algún día recordaré todo esto y me partiré el culo pero de momento lo que quiero es partirle la cara a mi jefe.

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